Cada era exitosa del desarrollo cultural y ético del
ser humano ha producido su manifiesto literario .un
argumento que desafía las normas existentes y
propone una aproximación novedosa a las constantes
problemáticas de la civilización. No con poca
frecuencia se ha dado el caso que las realidades del
nacionalismo político han sido mezcladas con el
idealismo de énfasis extranacional para producir lo
que cautelosamente denominamos con el término
existencialismo. Una lista de obras pertinentes podría
incluir la República de Platón, la Política de
Aristóteles, El Príncipe de Maquiavelo, y los escritos
de Nietzsche, Hobbes, Locke, Marx, y Sartre.
Este es el libro de nuestra época.
El amanecer de la Edad Satánica fue celebrado el
30 de abril de 1966 . el año Uno. En esa fecha,
Anton Szandor LaVey consagró la Iglesia de Satán en
la ciudad de San Francisco y asumió el oficio de su
primer Sumo Sacerdote. Lo que había comenzado
varios años antes como un foro intelectual dedicado a
la investigación y aplicación de las Artes Negras se
ha expandido desde entonces a un movimiento
filosófico internacional de primera magnitud. El
Satanismo, que alguna vez fuera la provincia aislada de exiliados furtivos y excéntricos radicales, se ha
convertido en una seria alternativa a las doctrinas del
teísmo y del materialismo. Al promulgar la
complacencia en lugar de la abstinencia, el
Satanismo rechaza la noción de que el progreso del
hombre está condicionado por su aceptación de una
moralidad auto-impuesta. Los Satanistas sostienen
que un juicio deviene de la comparación y resolución
de los opuestos, y uno no puede hacer alarde de
justicia al honrar un solo parámetro de
comportamiento.
Una aproximación empírica a la moralidad no es
una innovación reciente; teóricos como Pitágoras,
Hegel, Spencer, y Compte avanzaron la proposición
original de la independencia intelectual del hombre
del orden natural. Y aunque este concepto ha
provocado invariablemente reacciones adversas de la
sociedad, basta repasar los cataclismos espasmódicos
de la Historia para ver qué tan inadecuadamente
coopera el homo sapiens con sus semejantes.
Sin embargo, toda teoría por sí misma es
inconsecuente. Los defensores de una moralidad
subjetiva eran hasta ahora abstraccionistas de
academia y .ocasionalmente. los dispersos y
desorganizados devotos de la brujería .Blanca. tradicional. De hecho estos últimos han disfrutado de
cierta notoriedad últimamente, ya que su supuesta
proclamación de una moralidad liberal atenuada por
el correctísimo social atrae a varios aburridos pero
tímidos diletantes. Tales aficionados de lo oculto
profesan un horror santurrón a la Magia negra o al
Satanismo, al cual denuncian como una criatura
maléfica y degenerada del abuso moral y carnal.
Por otro lado, el Satanista considera a la brujería
tradicional simplemente como una reacción neurótica
contra las religiones establecidas de la cultura
patriarcal. La adora adoración de cualquier deidad o
deidades .bajo cualquier aspecto. es repulsiva
para el Mago Negro, quien considera todas las
profesiones de fe o con fianza en una entidad
protectora sobrenatural como demostraciones
humillantes de cobardía e inseguridad emocional. El
Satanismo ha sido mal interpretado frecuentemente
como mera .adoración al diablo., cuando de hecho
constituye un claro rechazo de toda forma de
adoración como un componente deseable de la
personalidad. No es tanto una anti-religión .un simple rechazo de cualquier creencia. sino una no religión, una negativa sin compromiso de todo
misticismo sustancial. Como tal, representa una
amenaza mucho más seria a las teologías organizadas
que lo que pueden ser los escritos arcaicos de las
viejas demonologías.
El Ritual y la Fantasía juegan un papel muy
importante en las actividades de la Iglesia Satánica,
trabajando sobre el supuesto que la experiencia y el
control de la irracionalidad metafísica y mental son
necesarias para el fortalecimiento de la psique. De
esta manera, se hace un esfuerzo para evitar lo que tal
vez constituía el talón de Aquiles de la escuela
Gurdjieff-Ouspensky de evolución psicológica
subjetiva; los primerísimos discípulos de este
trascendentalismo auto-determinado postularon
que todas las sensaciones no-materialistas eran un
peligro para el estudiante. Un elemento crucial del
Ritual Satánico es la apreciación de sus cualidades
inspiradoras e ilustrativas, sin que por ello sea
necesario considerarlo como una realidad inflexible.
El Satanismo queda mejor identificado como una
disposición que como una religión, ya que se ocupa
activamente de todas las facetas de la existencia
humana, y no únicamente de los así llamados
aspectos espirituales. Sin embargo quienes proclaman
que el Satanismo constituye un peligro para el
sistema de justicia y el orden coo‘peracional de la
sociedad han pasado totalmente por alto la idea
principal. El Satanismo defiende la libertad sin
restricciones, pero sólo hasta el punto que las
preferencias propias no violen las de otros. Cabe
anotar que el Satanismo es una filosofía del
individuo, no de las masas. No existen declaraciones
políticas colectivas a excepción de la advertencia de
Crowley: .El más grave de todos los .pecados. es el
autoengaño..
Mientras la mayoría de la población puede
inclinarse instintivamente a un Satanismo de hecho,
hay que recordarles que los planteamientos del
Satanismo no son para irresponsables. No existen
misioneros Satánicos, y hay que cumplir ciertos
requisitos precisos. La inexperiencia no es motivo de
desdeño, pero la pretenciosidad, la hipocresía, y la
pomposidad son tratadas con el desprecio que
merecen. El Satanismo no es menos arte que ciencia,
y no habrá .patrón de medida deificado..
El Dr. LaVey está capacitado de modo singular
para escribir la historia del nuevo Diabolismo.
Estadounidense de ascendencia gitana, rumana y
alsaciana, desde muy temprana edad hizo gala de la
inquietud característica de sus ancestros nómadas y
mostró una simpatía inusual por su tradición arcana y
mundana. Su temprana preocupación por las ciencias
militares lo motivaron a leer diversas publicaciones
logísticas de la Segunda Guerra Mundial, sólo para
descubrir que las visiones de gloria militar que
caracterizaron la primera guerra mundial habían
cedido lugar al realismo mercenario y desapegado
durante la segunda conflagración. Sus experiencias
como estudiante nada hicieron para borrar el sabor de
esta primera muestra del cinismo humano, y la
creciente impaciencia de LaVey con la regimentación
estéril de la educación convencional lo llevarían a
buscar los extraños encantos surrealistas del circo.
Ayudó a Clyde Beatty como domador de animales
salvajes y muy pronto desarrolló una fuerte afinidad
por los grandes felinos, misma que marcaría de una
manera bastante curiosa su personalidad. Todas las
criaturas animadas son básicamente bestiales .
razonaba LaVey. y lo único que logran los órdenes
sociales más refinados es, cuando mucho, una
supresión endeble de este salvajismo innato. Del circo
pasaría a las ferias ambulantes .carnivals. donde
el brillo de las artes escénicas estaba matizado con la
lucha cotidiana por conseguir el sustento diario. Aquí
LaVey trabajó en un mundo patético pero digno,
poblado de rebeldes, fenómenos, patiños, y rarezas
humanas; y aprendería el arte de la magia de escena,
cuyo éxito depende de el nivel de distracción que
logre inducir en la atención de su audiencia.
Observaría, no sin cierta dureza, la fascinación que el
hombre "normal" parece tener por sus camaradas
deformes .regodeándose de satisfacción al ver cómo
la desgracia se ensaña con su prójimo en lugar de
ensañarse con uno mismo. Al interesarse cada vez
más en este cruel y licantrópico atributo de la
naturaleza humana, decidió estudiar criminología en
la universidad, e incluso llegó a trabajar en calidad de
fotógrafo con el Departamento de Policía de San
Francisco.
Como profesional de circo había tenido la
oportunidad de contemplar el lado carnal del hombre
en su faceta más artística; ahora lo experimentaría en
su aspecto más violento y salvaje. Tres años de vivir
día a día con la sangre, brutalidad y abierta miseria
que pernean la subcultura criminal lo dejaron
hastiado, enfermo, desilusionado y lleno de ira hacia la
hipocresía imperante de la sociedad amable. Para
ganarse la vida, se dedicó a tocar el órgano de tubos y
dedicó gran parte de sus esfuerzos a lo que habría de
convertirse en la labor de su vida .la Magia Negra
LaVey había rechazado desde hace mucho tiempo
los tratados estereotípicos sobre hechicería ceremonial por ser meros productos
histéricos de imaginaciones medievales. El .Viejo
Culto., con sus supersticiones, ademanes afectados y
sus juegos de salón infantiles no son para nosotros; lo
que buscamos es una psicología metafísica que
atraiga al hombre intelectual únicamente después de
haberle dado a sus orígenes brutales y animales las
consideraciones apropiadas Esta es la razón por la
cual nuestro símbolo es la Cabra de Mendes.
Satán es, desde lejos, la figura más enigmática de
la literatura. Poseedor de toda riqueza imaginable, y
siendo el más poderoso de los Arcángeles, rechazó
con desdén su excelsa lealtad para proclamar su
independencia de todo lo que representaba su Jefe
Celestial. Aunque condenado al más espantoso de los
dominios, un Infierno absolutamente rehuído por la
divinidad, aceptó tales privaciones como la carga de
su prerrogativa intelectual. En su Imperio Infernal
uno podrá complacerse impunemente en los placeres
más extraordinarios, sin embargo en medio de tal
silenciosidad desenfrenada, el Diablo ha mantenido
una nobleza peculiar. Esta cualidad evasiva fue con
la cual decidimos identificarnos.
Este es el principio guía del Satanismo: que la
consecuencia definitiva del hombre yace no en la
unidad sino en la dualidad. Únicamente la síntesis
decide los valores; la adherencia a un orden único sea
arbitraria y, por tanto insignificante.
La Biblia Satánica es un documento de lo más
insidioso. Uno se siente fuertemente tentado a
compararlo con esa mitología maléfica y oscura que
es El Rey en Amarillo, un trabajo psicoplítico que
supuestamente llevaba a sus lectores a la demencia y
la perdición. Por muy cándida y coloquial que pueda
parecer a primera vista, La Biblia Satánica no es un
volumen que pueda ser pasado por alto fácilmente. Es
un producto muy de nuestro tiempo, no sólo porque
un libro así .a la par que su autor. probablemente
habría sido destruido en una época anterior, sino
porque su creación fue una inevitablidad
evolucionaria.
Tú, lector, estás a punto de ser empalado en los
afilados cuernos de un dilema Satánico. Si aceptas los
postulados de este libro, condenarás a tus más
preciados santuarios a la aniquilación. A cambio
despertarás .al más feroz de los Infiernos. Si
rechazas su argumento, te resignarás a una
desintegración cancerosa de tu hasta entonces
inconsciente sentido de identidad. No es de extrañar
que el legado del Archienemigo le haya prodigado
enemigos tan amargos!!
Cualquiera que sea tu decisión, no podrás
postergarla por más tiempo. La Biblia Satánica
finalmente articula lo que el hombre, instintivamente,
siempre ha temido proclamar: que él es,
potencialmente, divino
Michael A. Aquino
IVº Magister Templi
Iglesia de Satán, 1972 (VII Anno Satanas)
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)

No hay comentarios:
Publicar un comentario